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La CIA invade y profana embajadas: caso embajada mexicana en Ecuador

Alí Ramón Rojas Olaya

En la madrugada del sábado 6 de abril de 2024, las fuerzas policiales de Ecuador, siguiendo instrucciones del lacayo de Washington Daniel Noboa, invadió la embajada mexicana en Quito y secuestró al exvicepresidente Jorge Glas, a quien se le había concedido asilo político. Pabel Muñoz, alcalde de Quito, consideró la irrupción como «inaceptable, una vergüenza mundial». El canciller venezolano, Yván Gil, se comunicó con las autoridades mexicanas: «He conversado vía telefónica con la Secretaria Alicia Bárcena y transmitido la solidaridad absoluta del presidente Nicolás Maduro al presidente Andrés Manuel López Obrador ante este acto de barbarie que viola todos los principios del derecho internacional».

La Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), por su parte, emitió un comunicado en la red X en el cual calificó: «La violación de la embajada de México en Ecuador” como “un acto fascista de extrema gravedad que atenta contra las relaciones diplomáticas y el derecho internacional”. Para este ente del poder constituyente, “las embajadas representan la soberanía de los países que las albergan y están protegidas por el principio de inviolabilidad consagrado en la Convención de Viena». Esta irrupción ilegal “en la embajada de México en Quito constituye una clara violación de la soberanía mexicana y un desprecio absoluto por las normas internacionales”. La Conaie muestra preocupación al “observar cómo el gobierno autoritario y fascista de Ecuador recurre a la fuerza para asegurar sus trofeos políticos” y agregan sus voceros que “esta flagrante violación no solo afecta las relaciones bilaterales entre México y Ecuador, sino que también envía un mensaje peligroso a la comunidad internacional».

Recordemos que el presidente ecuatoriano el empresario Daniel Roy Gilchrist Noboa Azín nació el 30 de noviembre de 1987 en Miami, razón por la cual él se siente orgulloso de su doble nacionalidad. El expresidente de Ecuador, Rafael Correa, quien vive plácidamente en Bélgica, afirmó que «lo que ha hecho el Gobierno de Noboa no tiene precedentes en la historia latinoamericana. Ni en las peores dictaduras se ha violado la embajada de un país”. Luego agregó: «No vivimos un Estado de derecho, sino un Estado de barbarie, con un improvisado que confunde la Patria con una de sus haciendas bananeras».

Es bueno recordarle al doctor en economía de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, Estados Unidos y magister scientiarum también en economía de la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica, que no es la primera vez que esto ocurre. Veamos.

Gringos invaden embajada venezolana en Washington

El 14 de mayo de 2019, Estados Unidos ordenó desalojar la embajada de Venezuela en Washington. Y es que, en la mismísima capital del más grande imperio de la historia, los enemigos de Bolívar atacaron a sus amigos bolivarianos. Entre los enemigos se encontraban los gringos Donald Trump, Mike Pompeo, Mike Pence, Elliot Abrams, Marco Rubio y Craig Faller, el peruano Jaime Bayly, los neogranadinos santanderistas Iván Duque y Álvaro Uribe Vélez, el argentino Maccri, el brasileño Bolsonaro y los “venezolanos” Carlos Vecchio, Julio Borges, María Corina Machado, Juan Guaidó, Diego Arria, Luis Florido, Leopoldo López, Henrique Capriles Radonski y Gustavo Tarre.

¿Quiénes defendieron nuestra embajada? Nuestros amigos estadounidenses, es decir, los activistas Adrianne Pine, David Paul, Kevin Zeese y Margaret Flowers del Colectivo de Protectores de la Embajada; la activista Medea Benjamín de la organización Code Pink; los colectivos Answer Coalition y Popular Resistance; la periodista Anya Parampil quien le gritó a la turba opositora ¡Bolívar y Chávez viven!; el reverendo Jesse Jackson quien llevó comida a los activistas, hoy desalojados; el veterano de la guerra de Vietnam, Daniel Shae. Todos ellos han defendido a Bolívar del gringo James Monroe.

Quitar el servicio eléctrico y el agua es la práctica cotidiana de los enemigos de Bolívar. Nuestros amigos estadounidenses han enfrentado a la hipocresía de su propio sistema.

Daniel Shae, presidente del colectivo Veteranos por la Paz, en visita a Venezuela el 14 de mayo de 2019 habló sobre el significado de la palabra enemigo: “una de las razones por las que estoy aquí es porque, como veterano de Vietnam, he visto los horrores de la guerra. Pienso en las personas que se ven atrapadas en medio de la guerra y los Estados Unidos, un período tras otro, continúa con sus guerras, intervenciones, cambios de gobiernos. Me hiere profundamente como si alguien me apuñalara el corazón constantemente. Así que estamos acá para evitar lo que está pasando. Yo suelo decir que cuando estuvimos en Vietnam fuimos a combatir al enemigo. Yo vi al enemigo: y el enemigo éramos nosotros”.

Así como a comienzos del siglo XIX, amigos estadounidenses vinieron a luchar por la causa bolivariana, como Felix Jastran, Alexander Macaulay y Renato Beluche Laporte, hoy estas heroínas y héroes de la patria de Angela Davies y Malcolm X, defienden, no la doctrina Monroe, sino la doctrina de Bolívar.

En aquellos aciagos momentos de agresión diplomática, sólo nos quedaba decirle a cada uno de ellos aquellas palabras de Simón Bolívar: “la amistad tiene en mi corazón un templo y un tribunal, a los cuales consagro mis deberes, mis sentimientos y mis afectos”.

Capriles asalta la embajada de Cuba

El 12 de abril de 2002, la derecha fascista venezolana, liderada por Henrique Capriles Radonski, alcalde del municipio de Baruta en aquellos días, mantuvieron por 36 horas un violento asedio contra la Embajada de Cuba en Venezuela durante el golpe de Estado mediático contra el Comandante Hugo Chávez. Recuerda, Correa, que Capriles asaltó la embajada cubana violando las leyes diplomáticas internacionales con el falso rumor de que el vicepresidente de la República en aquel entonces, Diosdado Cabello, se encontraba en el recinto. Al ver la resistencia de los diplomáticos cubanos, la derecha procedió a cortarle los servicios públicos.

Estos proyanquis dejaron sin la posibilidad de comunicarse a los diplomáticos, violando así sus derechos. Sin embargo, no lograron quebrantar la moral mambisa de José Martí y Mariana Grajales que en aquellos funcionarios vivía y al finalizar la profanación esta pléyade valientemente venció a las fuerzas fascistas.

Gorilas uruguayos invaden la embajada venezolana en Montevideo

Elena Quinteros, maestra uruguaya nacida el 8 de septiembre de 1945, dictaba clases en la escuela 195 de la ciudad de Pando. Ella y su madre, la Tota Quinteros, “con la tiza y el cuaderno soñaban cambiar la vida”, ambas eran “maestras de vocación en diferentes estambres, sus padres letras sembraron en las infancias con hambre” (Daniel Viglietti, Tiza y bastón).

Elena fue detenida en su casa en Montevideo, el 24 de junio de 1976 por concienciar con su magisterio y militancia. Cuatro días después, mientras se encontraba incomunicada, fue conducida por militares al bulevar Artigas y Palmar.

Elena había dicho a sus captores que en ese lugar debía encontrarse con otra persona cuya detención deseaban efectuar. Una vez frente a una casa vecina a la sede de la Embajada de Venezuela, logró liberarse de quienes la conducían, saltó por encima de un muro y cayó en el interior del predio de la Embajada, Bolívar le abría los brazos, mientras gritaba identificándose para que las personas presentes se enteraran de lo que ocurría en caso de que volvieran a capturarla.

Los agentes militares penetraron en la sede diplomática y, después de golpear al Secretario de la Embajada y a otros funcionarios, sacaron violentamente a Elena. De ella sólo quedó un zapato en la calle como si se tratase de una cenicienta uruguaya. Ese 28 de junio de 1976 fue la última vez que su madre tuvo noticias de ella. A consecuencia de estos hechos, Venezuela suspendió sus relaciones diplomáticas con el Uruguay. Elena fue llevada a una unidad militar el 8 de agosto de ese año, mantenida con los ojos vendados, las manos atadas y sometida sistemáticamente a torturas. Durante la primera noche, una testigo oyó gritar a la maestra Elena “¿por qué no me mataron, por qué no me mataron?» mientras era martirizada bestialmente. Hoy la señorita Elena nos observa junto a Artigas con su pelo prendido de palomas, sus manos llenas de tiza radiando como un lucero y bañando los amaneceres. La vida de Elena, la lucha que llevó su madre Tota Quinteros y el reclamo de verdad y justicia por parte del movimiento popular son asuntos que nos deben tocar en lo más recóndito de nuestras almas “porque las Quinteros fueron luminosas en su historia, compañeras entrañables, fundadoras de memoria”.

Diplomacia de solidaridad y paz

La solidaridad es uno de los valores más entrañables que poseen los seres humanos. A través de ella los pueblos expresan su ternura. Mirar desde lo alto al caído y extenderle la mano para que se yerga significa mostrar desprendimiento, otro valor invaluable, que justifica que alguien vea por encima del hombro al otro. Darle un abrazo al que ha sido difamado o al que atraviesa una tragedia o al que se sumerge en la desgracia eleva a la máxima potencia a quien abriga ese amor infinito a la humanidad. El sustento de la solidaridad y el desprendimiento es otro valor: la sensibilidad. Dice Simón Rodríguez que “es menester ser muy sensible para convertir el mal ajeno en propio”. Acá el visionario caraqueño coloca pragmáticamente otro elemento: la solidaridad como acción revolucionaria.

Es precisamente ésta la que ha asumido nuestro presidente Nicolás Maduro al solidarizarse con Vladimir Putin en el conflicto de Ucrania, en el que los medios privados de comunicación hegemónicos sitúan a Rusia como el malo de la película. Acción revolucionaria fue cuando Hugo Chávez rompió relaciones con el Estado sionista de Israel en solidaridad con Palestina o cuando Maduro reconoció a la República Árabe Saharaui Democrática.

Acción revolucionaria fue cuando el presidente Lázaro Cárdenas nombra a Gilberto Bosques Saldívar cónsul general de México en Marsella en 1939. Desde esta trinchera, Bosques formó al personal del consulado para que se entregaran a la causa de la humanidad y dejaran atrás las formalidades propias de la diplomacia.

Cuando “la planta insolente del extranjero” bombardeó las costas de Venezuela, el canciller argentino Luis María Drago no dudó en solidarizarse con nuestro presidente Cipriano Castro desenmascarando la doctrina Monroe y accionando la doctrina jurídica que lleva su apellido el 29 de diciembre de 1902, con la que establece que ningún Estado extranjero puede utilizar la fuerza contra una nación americana con la finalidad de cobrar una deuda financiera. Ante el ataque del Reino Unido, Alemania e Italia, Estados Unidos replicó que, como país, no apoyaría a un estado americano que sufriese ataques bélicos como respuesta a la negativa de pagar sus deudas, pretendiendo que la Doctrina Monroe sólo se aplicaría cuando dicho país sufriese ataques de potencias europeas motivadas por la intención de recuperar territorios americanos y colonizarlos, argumento que se desmoronó cuando Estados Unidos apoyó a su madre británica en la guerra de Las Malvinas entre abril y junio de 1982.

Sigue oliendo a azufre

Entendamos que Washington no sólo es la capital de Estados Unidos, sino que es la capital del modelo civilizatorio occidental. Esta potencia está por encima de la ONU y le importa un bledo la Convención de Viena.

Nos solidarizamos con Jorge Glas, quien debió ser el continuador de Rafael Correa y no Lenín Moreno. Nos solidarizamos con el pueblo mexicano villista y zapatista. Andrés Manuel López Obrador ya ordenó la suspensión de las relaciones diplomáticas. Pareciera que al enemigo yanqui le molestó mucho que celebráramos el bicentenario de la ciudadanía mexicana de nuestro Libertador Simón Bolívar y que la Asamblea Nacional de Venezuela recibiera el martes 2 de abril de 2024, el proyecto de “Ley contra el fascismo, neofascismo y expresiones similares” impulsado por el Gobierno de Nicolás Maduro.

Estamos en la obligación de recordarle al presidente mayamero Daniel Noboa y a todos sus congéneres, desde los extremistas de la derecha hasta de los tibios y dubitativos, las palabras que el comandante Chávez dio el 20 de septiembre del 2006 en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas en Washington: “Ayer vino el diablo aquí, ayer estuvo el diablo aquí, en este mismo lugar. ¡Huele a azufre todavía esta mesa donde me ha tocado hablar! Ayer, señoras, señores, desde esta misma tribuna el señor Presidente de los Estados Unidos, a quien yo llamo el diablo, vino aquí hablando como dueño del mundo”.

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Los incendios y la avanzada ultraderechista

Dimensiones de la guerra cognitiva nº 17

Autor: Prof. José Garcés – M. Sc. En Psicología

Vicerrectorado de Investigación

“Piensa fuego y serás fuego”, declaraba Paracelso en el siglo XVI y esta cita refleja perfectamente la energía que a nivel psicológico imprimen los pensamientos o lo que pongan en la mente los que instrumentan la Guerra cognitiva y dominan las sociedades. Con el fuego, en el alma se despiertan profundas y diversas emociones  que tienen como sustrato la idea de destrucción para la posterior creación. Nuestros ancestros quemaban la tierra para que luego de la quema, se produjeran buenas cosechas. De ahí el binomio “Destrucción y creación” que es la noción que está presente en los mitos de muerte y renacimiento que aparecen a través de toda la historia y a lo largo de todo el planeta: Osiris, Hirán Abiff,  Odín y Jesús son algunos de los muchos representantes de este complejo energético que a nivel psicológico nos remueve en virtud del inconciente colectivo.

Jung dice que la conciencia tiene como límites lo desconocido, aquello de lo que no somos conscientes, y eso desconocido puede ser externo, las cosas del mundo que no conocemos, o interno, que son las cosas que no conocemos de nosotros mismos. Eso interno que no conocemos, (el inconsciente), se divide a su vez en inconsciente personal, que son las vivencias que se generan en el curso particular de la vida, y el inconsciente colectivo, que son los aprendizajes de toda la humanidad que almacenamos en nuestra mente en forma de símbolos. Justamente, de símbolos están compuestos los arquetipos que son las entidades psicológicas que conforman el inconsciente colectivo. Por eso los mitos y los símbolos  tienen tanto efecto sobre nosotros, porque nos recuerdan que tenemos un tronco común con toda la humanidad.

El simbolismo del fuego ha sido utilizado por varias culturas y en la mayoría de los casos usados como símbolos de transformación. Se trata de una especie de purificación que nos llevaría a un estadio superior, a un nivel más elevado con la esperanza de estar mejor.

El fuego ha sido usado en todas las religiones y disciplinas espirituales y esotéricas, y psicológicamente se relaciona con la pasión, la ira, la destrucción o, especialmente, la transformación.

En la mitología griega, el fuego pertenecía  a los dioses, y fue Prometeo quien les robó el fuego  para dárselo a los hombres, por eso, a un nivel arquetipal muy profundo (en el inconciente colectivo), el fuego se asocia con lo divino. Hay una fascinación en el fuego de la que no podemos despegarnos; podemos recordar alguna vez, en la que nos hemos quedado absortos mirando una fogata, de la que nos ha sido muy difícil dejar de mirar. Pues, se trata de ese carácter divino que tiene el fuego, recordemos que fue en un fuego divino que Dios se le pareció a Moisés en la Zarza de Horeb, lo que es conocido como el episodio de la “Zarza ardiente”.

Así en un nivel muy profundo, el fuego se asocia a purificación y transformación.

Sin embargo, en un nivel más pedestre y cotidiano, la energía del fuego puede ser dirigida solamente a la destrucción. Por ello, el fuego también puede ser atemorizante, sobre todo  cuando no se tiene control de su inconmensurable energía. Así como el fuego puede servir para alumbrar una agradable velada si se presenta en forma de antorcha, al mismo tiempo puede ser terriblemente destructor y terrorífico si se presenta como incendio.

LA GUERRA COGNITIVA EN LA ACTUALIDAD

Para nadie es un secreto que la oposición fascista de este país de nuevo carga contra la paz y las instituciones, y que los numerosos incendios que se han presentado en todo el país, ya dejaron de ser considerados por la población como algo fortuito y en este momento, opositores y chavistas, reconocen que tales incendios son provocados. Nunca en la historia se presentaron incendios tan raros y de tan grandes proporciones, como los de Montalbán, Lídice o Uveritos, por citar solo unos pocos. Es decir, tanto el chavismo como la oposición, sabe que los numerosísimos incendios que nos aquejan son provocados; ya nadie intenta  tapar el sol con un dedo.

Tampoco es un secreto que había que esperar una respuesta de esta categoría luego de las pataletas que acompañaron al astracán por la supuesta traba en la inscripción de la candidata sustituta.

Es decir, nos asomamos a otra victoria de la Revolución y la ultra-derecha fascista no va a permitir que vivamos esa fiesta democrática en paz. Por eso se apronta a despertar el temor, la ira y el odio, y nada mejor para ello que el fuego cuyo simbolismo incluye todas las emociones descritas.

Con esas emociones en la mente de los opositores, recordemos otra vez  a Parecelso; “Piensa fuego y serás fuego”, no es aventurado esperar una avanzada de violencia para sabotear las elecciones del 28/J. No  nos sorprenda que intenten otra vez con guarimbas y saboteos generalizados, para tratar de impulsar otra vez una agenda golpista.

El esquema de guerra cognitiva que prepara a las mentes de la población para la instrumentación de acciones insurreccionales y de violencia, implica el uso de símbolos para ir haciendo florecer en la población un clima psicológico de ansiedad cuyo sustrato es la idea de caos e ingobernabilidad. Mismos que serían conjurados por la apuesta de una opción militar tanto interna como externa, pero que surgiría con la esperanza de que generaría orden a esa  situación de caos. Recuerden que las personalidades fascistoides proliferan es las situaciones  de caos.

COROLARIO

La idea consiste en que ellos siembran el caos, para que después, ellos mismos puedan ofrecer una  opción de orden y paz. Dicho de otro modo: te dan el veneno y después te venden la medicina.

En un nivel psicológico superficial, el fuego despierta el caos de la destrucción que le sirve a la ultraderecha para propagar la idea de que en Venezuela impera el caos y que ellos son la única cura  a esa enfermedad.

En un nivel más profundo, el fuego conecta con la divinidad. Con la purificación y la transformación, de manera que las opciones de cambio van a ser recibidas como opciones proporcionadas por los dioses. 

Esto es un ejemplo de cómo la Guerra cognitiva va preparando a la población para la instrumentación de planes militares o insurreccionales, para los cuales las fuerza populares, del Estado y de la Revolución en general, deben estar preparadas.

“Piensa fuego y serás fuego” decía Paracelso y explicaba con ello, que la idea que se instala en la mente, modela conductas, y una idea cuidadosamente estructurada, puede transformar al más sumiso en un monstruo capaz de quemar vivo a un ser humano. Así opera la guerra cognitiva y hace que la persona manipulada  se convierta en un arma de la misma guerra.

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Hacia una Dialéctica de la Calidad Académica

Fernando Buen Abad Domínguez

No hay definición correcta de “Calidad Académica” sin una definición precisa, con problematización diferenciada, de las necesidades, endógenas y exógenas, a que responde. Su extensión, profundidad, y antigüedad. En un sentido, no único, educar es también reparar un daño. La mejor vacuna del mundo es inútil si se aplica a la enfermedad equivocada e incluso puede ser contraproducente y letal. Necesitamos la democratización y politización de la producción académica bajo una democracia participativa en la producción, reproducción y distribución social del conocimiento. Dinamizar la relación dialéctica científica entre teoría y práctica con práctica y teoría.

Las necesidades sociales, que poseen una diversidad enorme de causas e identidades, son seres sociales vivos, que nacen, se reproducen y extinguen según el grado de desarrollo colectivo y según el cúmulo de “puntos de no retorno” planificados para asegurar status civilizatorio a una colectividad. Porque ha sido un “cáncer” histórico muy doloroso y costoso inventar, imponer y aceptar las necesidades de minorías que se imponen a las mayorías para que las “resuelvan” esclavizándose. La libertad es conciencia de las necesidades.

La “Calidad Académica” ni se tiene para siempre… ni se detiene en los laureles coyunturales de las burocracias. Hay que poner a salvo a la “Calidad Académica” (o “Excelencia” le llaman algunos) de todas las emboscadas ideadas para falsificarla, camuflarla o mercantilizarla sacándola de su naturaleza social y política como derecho humano. Aquí la crítica al modelo capitalista de “mercantilismo educativo”, distingue a las iniciativas honestas que, sin presupuestos gubernamentales, desarrollan estrategias de financiamiento sin fines de lucro. No hay gran descubrimiento al afirmar que muchas iniciativas educativas, basadas en compromisos verificables de “calidad académica”, superan críticamente, en forma y contenido, las ofertas “oficiales” e incluso amplían los márgenes del conocimiento con mayor libertad y velocidad que los aparatos educativos estatales. Pero todo eso debe evaluarse y problematizarse contrastándolo con la dialéctica de las necesidades y sus satisfactores. Sin trampas.

Merece revisión y actualización, al calce, el conjunto terminológico que suele emplearse cuando se dirimen los antecedentes, la situación actual y las perspectivas de la “Calidad Académica”, sus ejes teórico-metodológicos predominantes y la relación dialéctica entre la teoría y la práctica de su desarrollo. Merecerá también un esfuerzo de re-semantización histórica el vocabulario que aquí se propone hacia una otra concepción y aplicación emancipada y emancipadora de la “Calidad Académica”.

Todo proceso que alcanza (en un momento histórico concreto) el máximo desarrollo (desigual, combinado y dinámico) de sus componentes, fija para sí y para sus entornos, parámetros y paradigmas de calidad que, en condiciones idóneas deberían impedir retrocesos o pérdidas en su totalidad o en sus partes. Y si tal máximo desarrollo es académico (es decir del conjunto de conocimientos alcanzados por una comunidad de enseñanza y aprendizaje, entonces la Calidad adquiere, además, valor estratégico para el desarrollo de la comunidad. Por eso la “Calidad Académica” es irreductible a los planos de las posesiones privadas, con fines de comercialización o de usufructo sectario. Es una relación o reducción aberrante por definición.

Todo está íntimamente relacionado de maneras diversas; todo está en movimiento constante y diferenciado; todo es materia resuelta bajo infinidad de formas. Todo está imbricado con el papel de la especie humana sus aportes, sus atrasos, desigualdades y conquistas. Así de compleja y rica es la naturaleza toda incluyendo a la humana y así de compleja, y comprensiva, debe ser la metodología para el conocimiento y el conocimiento para la metodología. Una de las cualidades más subyugantes del conocimiento es su dinámica incesante. Su velocidad diferencial y su luminosidad especial que no sólo aclara dónde se posa, sino que contagia otras luces en zonas inimaginables. Es una forma exponencial del crecimiento humano y por eso exige rigurosidad moral y ética en sus medios, modos y relaciones de producción y distribución.

Nuestra idea de “Calidad Académica” supone relaciones de conocimiento consensuadas. Estudiantes, docentes, investigadores, administradores… todos deberían participar de una comunidad científica para la dialéctica de las necesidades académicas y actualizarse permanentemente con una agenda consensuada también periódicamente. Nada debería ocurrir en los procesos del conocimiento, en su economía política, sin comprensión e intervención en los contextos económicos, históricos y políticos, sus necesidades y satisfactores consensuados por la participación directa de las comunicadas, reales o potenciales.

En ese marco, provisional, de referencias es necesaria una producción abierta de programas-protocolo integrales capaces de sistematizar tareas y evitar las “curriculas” o “pensum” de antojo. Semejantes protocolos han de ser, en su calidad y cantidad, mapas dinámicos con las rutas para la producción social del conocimiento con sus diversidades y sus límites. para la resolución de los problemas que agobien a los pueblos.

En materia de comunicación la problemática es también muy amplia, dinámica y diversa. Es un problema severo el plan de dominación ideológica imperial y es un problema de igual envergadura, el despliegue de la guerra mediática que además de concentración monopólica de medios, exhibe una dependencia tecnológica asfixiante ante pueblos que necesitan, por su diversidad cultural, herramientas de comunicación social emancipadas y emancipadoras.

Adicionalmente, es un problema serio el déficit de producción teórico-metodológica emancipadora, ajustada a las necesidades concretas de las coyunturas y de la humanidad toda. Necesitamos calidad académica extremadamente fiel y extremadamente dinámica en la tarea de resolver los problemas mundiales y locales de la comunicación tal como lo vio, en 1980, la comisión Internacional para el Estudio de los Problemas de la Comunicación que en su “Informe MacBride” exige: “Un Nuevo Orden Mundial de la Comunicación y la Información” para “Un solo Mundo con Voces Múltiples”. Estamos lejos de eso, por ahora.