El “punto de no retorno”, como aquí se entiende y se necesita, no es una frase de “buenos deseos”. Es un blindaje histórico, un escudo moral y ético, un destello de claridad con luz de futuro. El “no retorno” es homenaje a lo que la lucha ha conquistado, la fuente que nutre a las fuerzas para continuar. La praxis de la lucha.