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Hugo Chávez: El sueño de un pueblo sabio

Prensa LAUICOM – El 3 de noviembre de 2003, bajo un sol que parecía bendecir cada palabra, el Comandante Hugo Chávez no habló desde un podio, sino desde el alma. Frente a jóvenes, obreros, madres y adultos mayores que por primera vez sentían que la universidad no era un sueño, dictó su primera clase magistral para una misión del pueblo soñador. Ese día compartió, más que una clase, un abrazo colectivo en forma de la Misión Sucre.

La llamó antorcha. Porque no solo alumbraba mentes, sino que encendía esperanzas, porque él puso la universidad al alcance de las manos callosas, de los pies descalzos, de los que tuvieron que hacerse cargo de una familia sin estar preparados, de los que cargaban sueños más grandes que sus mochilas.

Tras Robinson y Ribas, Sucre fue el puente final hacia la dignidad del saber. No se trataba solo de títulos, sino de justicia: la certeza de que cualquiera, sin importar su situación, pudiera ejercer su derecho a la educación, porque todos merecen una oportunidad, todos merecen estudiar.

El Comandante Chávez no veía estudiantes como números, sino como semillas. Y en cada aula, en cada rincón de barrio convertido en campus, sembró con convicción: “Educación no es privilegio, es derecho”. Hoy, cada graduado que abraza a su madre con toga y lágrimas, es un reflejo de aquella antorcha que aún arde.