Prensa LAUICOM- El salón se llenó de ritmo rápidamente por el ambiente de celebración. La Coral de LAUICOM, bajo la dirección de William Blanco, abrió el acto con “El tambor de la alegría” y un vibrante “¡Que viva Palestina!”, convirtiendo el espacio en un rincón de resistencia sonora y pasión. Los aplausos no eran solo de celebración: eran de reconocimiento, de promesa compartida, de unión.
Los rostros de los egresados reflejaban esa mezcla rara y hermosa entre alivio y determinación. Algunos ajustaban sus camisas con nervios contenidos; otros, con sonrisas amplias, se tomaban fotos junto a quienes los acompañaron en este camino de formación política y comunicacional. La delegación panameña, con sonrisas y regalos en mano, selló con gestos cálidos una alianza que trasciende fronteras.
Desde el escenario, las palabras resonaron: LAUICOM no entrega títulos, sino herramientas para la batalla de las ideas. Cada certificado fue, en esencia, una semilla, una invitación a comunicar desde el barrio, la red, la radio bemba. La ofensiva comunicacional no termina aquí; apenas está iniciando.
Al final, los abrazos no se contaron, sino que se sostuvieron. Porque en esta Universidad no se gradúan estudiantes: se gradúan comunicadores en estado de ofensiva permanente, listos para tejer, desde cualquier rincón, la verdad del pueblo venezolano con hilo de coraje y esperanza.