JOSE-GARCES

Bombardear un hospital es infundir terror, infundir terror es terrorismo

Por José Garcés

Hace muchos años, cuando estudiaba el Test de Personalidad M.M.P.I., el instructor, un viejo psicólogo veterano de dos guerras mundiales (por así decirlo), nos explicaba las muchas combinaciones que tienen las escalas entre sí. Cuando nos tocó estudiar la combinación 4-8, yo le pregunté asombrado ¿Cómo es un sujeto 4-8? Porque no me imaginaba cómo era la mezcla de un psicópata con un esquizofrénico, y aquel viejo psicólogo me respondió: “Un 4-8 es alguien a quien no quieres conocer”.

Debo reconocer que esa respuesta me intimidó bastante. Aquella tarde el instructor, para iniciar la explicación del 4-8 nos ilustraba con una escena de una película de posesiones diabólicas de moda por aquellos años. Iniciando la película el diablo mataba a un cura clavándole en los ojos unas barras de hierro de una pesada cruz que coronaba su propia iglesia. Entonces nos explicaba: no se trata de matar sino de matar de la forma más inesperada, impactante y retorcida posible. Causar el mayor daño físico (la muerte) causando al mismo tiempo el mayor daño psicológico (pánico y terror).

Cuando vi las imágenes del bombardeo del hospital Al Ahli de Gaza, que provocó al menos 500 muertos, no pude evitar rememorar esa escena de aquella película y volví a pensar en la combinación 4-8.

El estado sionista ha declarado la guerra a la población civil palestina, a la que ordenó evacuar la ciudad en 24 horas cuando al mismo tiempo cerraba todos los caminos. Se trata de llevar la angustia a niveles inimaginables.

Cuando se bombardean objetivos militares y se tiene superioridad militar es un acto de ventajismo; cuando se bombardea la población civil, que es una población desarmada, es un acto de barbarie; pero cuando se bombardea un hospital con victimas completa y especialmente vulnerables, es una acto de vileza tal que solo es comparable con una mezcla de psicopatía y esquizofrenia a niveles inconmensurables, un perfecto 4-8; además cuando se evade la responsabilidad y se culpa a las mismas victimas de tal atrocidad, es algo que ya un aparato psíquico normal no puede comprender.

Bombardear un hospital contraviene cualquier norma elemental del Derecho Internacional e ignora las regulaciones que sobre el respecto existen. Causar la muerte causando al mismo tiempo el mayor daño psicológico es enfermizo y es terrorismo. El estado sionista de Israel se ha convertido en Terrorista al ejecutar este tipo de acciones. Ese terrorismo del que tanto acusan a los demás es ahora condición definitoria de estado de Israel. Pichón Riviere explicaba: “Las instituciones se enferman de aquello contra lo cual luchan”. Así, también los Estados se contagian de aquello que critican. Por otra parte, proyectar su propia sombra en el otro es una práctica común en la guerra, de manera que se esfuerzan en ver la paja en ojo ajeno, y no miran la viga en ojo propio.
Bombardear un hospital genera una indignación que llega a niveles de verdadera nausea. Recordamos a otro argentino, a León: “Solo le pido a Dios, que en la guerra no me sea indiferente”.

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